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El milagro es honrar el existir

En estos días estoy acompañando con escucha, aprendizajes y consejos a una amiga, mas grande que yo, podría ser mi mamá y de hecho un poquito jugamos a que lo es. Está viviendo un momento doloroso con su hermano diagnosticado de cáncer con metástasis. Pasé por ahí, acompañando a papá y uno espera el milagro, yo esperaba el milagro, hasta el último suspiro... El milagro es honrar el existir y sobre esto va la nota de hoy.



En el 2015 me tocó despedir a dos grandes maestros de mi vida, con la diferencia de 4 días uno del otro, papá y mi maestra de camino espiritual, quien me enseñó y de quien sigo aprendiendo mucho.


Cuando viene mi amiga, me cuenta sobre su hermano y lo que están viviendo ambos, fluyó de mi corazón tomar la responsabilidad de compartir todo eso que viví, transmitirle y aconsejar accionares, sentires, pensares. Formas que nos pueden acompañar a nosotros para pararnos de una forma que no nos lastime nuestro propio dolor y poder acompañar al otro que es quien lo está atravesando en primera persona.


Mucha gente hasta que no pasa por esto no sabe (porque escuchar sobre el tema puede ser también un desafío), si no preguntan y se abren a la experiencia o no tienen alguien de confianza pasan por todo esto con dudas, incertidumbres.


La realidad es que hoy quiero hablarles como le hablo a ella, a mi amiga, porque de alguna forma todos podríamos ser amigos, solo que no tenemos ese espacio para compartirnos tan de cerca pero creo que esto es valioso así que hacé de cuenta que estas ahi y te estoy acompañando.



Es durísimo, porque se mueven muchos dolores, de tu historia personal con esa persona, si te llevas bien o mal. Muchas veces las personas que son diagnosticadas con cáncer guardan rencores, esto se trabaja desde la biodescodificación más de cerca, pero nombro esta para poner en palabras una emoción que nos acerque al dolor y la prueba que guarda el diagnóstico.

Se pone en juego si tenemos disponibilidad para acompañar a esta persona, si esta persona se abre a compartir, a cambiar. Todo empieza a generar un nuevo ambiente.


Lo clave de todo esto es vivir el presente, vivir esos momento que podamos con esa persona, como si tuviéramos que recordar cada gesto, palabra, mueca, movimiento. Yo dibujo y me es fácil hacer el ejercicio de pensar: Si te veo y te tengo que dibujar, te miro con más atención, detalle, recorro cada expresión, observando, no solo mirando. Deteniéndome. Así, eso es estar en presencia para mi.



Le había propuesto a papá que pintara un cuadro pasando un dibujo, que él había hecho tiempo atrás y estaba a modo boceto, con birome en un papel. Le dije: “estaria bueno que pintes, mirá este dibujo, ¿te animas a pasarlo a cuadro?”. Le conseguí los colores que faltaban y lo pintó.

Uno tiene la oportunidad de acompañar al otro en aquello que le apasiona hacer, y ver esa felicidad, esa mirada que busca que el dibujo salga bien, mientras uno contempla esa escena bien de cerca. Que gran regalo al alma, porque no sabemos cual es el desenlace de esta historia con esa persona, quizás ocurra el milagro, quizás no. Cada momento compartido, que sea eterno. Poner REC y grabar.


La escena es esa.
El consejo es: buscar algo que puedan compartir ambos.

Después hablarle a la persona. Si hay un rencor guardado seria muy sanador que puedan hablar de eso, sacar dolores, descomprimir. A veces es preguntar y aceptar cómo vivió la historia el otro, más allá de si fue real para mi eso que cuenta o no, dejar que suelte el dolor, recibirlo, ayudarlo a sacar todo, como cuando te mudas, tenes que vaciar el cuarto, sale todo, y se muda a otro lugar. No tuve ese espacio con papá porque no estaba yo en mi proceso interno en ese lugar “de poder acompañarlo desde ahí” pero recomiendo generar este espacio de diálogo o buscar un profesional que pueda acompañar ya que “es sanador sacar todo” (porque lo es, pero estamos ante una persona que tiene mil emociones encontradas).


Uno ante el dolor tiene dos opciones básicas, abrirse o cerrarse.

A veces acompañar al otro es ver qué actitud está tomando y uno también entender que hay algo que duele mucho ahí dentro, si sale puede tocar vulnerabilidades de uno. Hay que estar atentos y saber distinguir para acompañar sin restringir o tratar de cambiar algo. El objetivo es desahogar primero. Abrirse. Eso es un montón. Y de a poco.



Otra cosa es hablarle a la persona, porque suelen querer seguir con su vida como si nada estuviera pasando, un poco para decirle al diagnóstico “no me vas a ganar”, y mantenerse distraídos de lo que está pasando internamente. No pensar, por exigencias de la vida o simplemente para e


vadir.


La vida dice: “Estoy acá para que hagas un cambio rotundo en tu vida, como la venís llevando no funcionó, date cuenta. Cambiá todo, la forma como lo estás haciendo, no sigas haciendo lo mismo”.

Pero ellos siguen con sus labores, porque se reconocen fuertes así. Fortaleza es atravesar el bosque y bajar a hachazos los dolores, cortarlos de raíz, trabajándolos, (mi perspectiva igual). El tema es que quede en claro que hay que cambiar, y cambiar es la mejor terapia.



Es decirse a sí mismo: “Nada de esta vida (como venia siendo) tiene sentido (real, importante), no sé qué va a pasar con mi vida pero esto, de acá hasta donde me toque llegar, quiero vivirlo haciendo eso que le da sentido a mi vida”. (Dándole importancia a lo real a partir de ahora)

Esto en el mejor de los casos, porque la realidad es que hay que soltar tanto para llegar a eso, tiene que ser un sacudón importante para que sea de un instante a otro, y es super posible. La idea es acompañar para que eso pase.


Uno en ese momento con el diagnóstico en un papel, tiene tanto por hacer, por seguir, cosas que se derrumban, uno está ahí haciendo malabares. Pedir ayuda, delegar tareas, tener tiempo de pensar, sentir y accionar distinto, en principio lo que está pasando; después ver qué cosa nueva sentir, pensar y hacer.



Esos fueron mis consejos, mi amiga tiene espacio y tiempo de vida para acompañarlo porque la vida se acomodó para que así fuera, yo dejé de trabajar para acompañarlo a papá, a sus turnos, trámites, sesiones. Hay que estar ahí, hay que pasarlo.


Recomiendo llorar, todo lo que se pueda.


A fines del 2015 cai internada: Líquido en los pulmones en la segunda internación. Pulmones en biodescodificación representan si no estamos pasando la prueba: tristeza. Es la voz del interior que no expresa lo que siente. Emociones: (el elemento que lo representa) el agua.

¿Que no estaba expresando por miedo a que los demás se pongan mal?:

Mis emociones.

Gran error. Gran prueba.


Uno si está mal tiene derecho a decir: “hoy estoy mal”.
Yo no quería estar mal, yo quería ayudar siempre, entera. Pero no funciona así, no era justo y la vida dijo basta de esto.

Las dolencias son emociones atrapadas, pruebas no pasadas. Si nos aventuramos con coraje a ver, sentir, expresar, dibujar, de alguna forma creativa verle la cara al dolor, ponerlo en la mesa y decirle ¿quién sos y qué querés que vea que no estoy viendo? ...Wooow!



Yo creo que ahí, descubriendo eso, haciendo ese movimiento interno/externo en la forma de pensar, sentir y accionar, ahí!...comienza el milagro de transformación.


Cuando uno se permite Ser, la vida cambia.

El final de mi historia es que en esa terapia, no tenía ganas de nada, sólo de dibujar letras, con unas plumas caligráficas hermosas que me dejaban escribir el nombre de quienes me venían a visitar para regalarles un cartelito de agradecimiento.


(Me digo a mi alma y te propongo te digas): Eterna/o. Me abrazo internamente mientras escribo, porque recuerdo que estaba rota, internamente, externamente, estaba desnutrida también. Ahí donde nada de lo externo era una obligación y lo único en lo que tenía que enfocarme era en salir adelante,... ahí las ganas de vivir era agarrar esas plumas y saber que quería seguir viviendo para aprender más y hacer mi arte pintando el mundo entero con letras góticas, letras que me acompañaron desde el jardín en mi uniforme (El nombre del jardín al que fui estaba escrito en letras góticas), las seguí buscando y encontrando en mi vida, hasta la facultad de diseño donde nunca más las solté.



Hoy hago arte con estos trazos que son mi historia, ahí encontré mi pasión hablándome, diciéndome: ¡Acá está tu potencial esperando brillar! Solo necesitas vivir.


Donde uno tiene reales ganas de vivir por algo que sea el motor de su vida, uno está en presencia del milagro de existir.

Eternos Seres, gracias por leer. Les envío un abrazo!

Namasté.


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