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Amar a nuestros Hijos

Durante la niñez se organizan los patrones de pensamiento esenciales, que después van a ser la configuración de nuestra estructura psíquica adulta: creencias, pensamientos, emociones y autoconfianza. Es fundamental comprender el impacto que tienen sobre toda la vida humana las experiencias durante la primera infancia con nuestros mapadres.


Por Lic. Gonzalo Bosch White


Cuando nos convertimos en madres o padres estamos tapados por la demanda cotidiana de la crianza de los niños pequeños y perdemos de vista el poder que tiene, que nuestro hijo se sienta atendido, mirado y contenido. Lamentablemente sin conciencia de nuestra mente dormida, repetimos la cadena de mandatos de nuestro linaje y proyectamos sobre nuestros hijos nuestra sombra.

Los niños necesitan nuestra dedicación amorosa: cuidado, protección, contacto físico y afecto. Criar un hijo requiere más cariño y flexibilidad y menos autoritarismo y rigidez. Los niños amados se convierten en adultos que saben amar. Nuestras primeras experiencias infantiles con Mamá y Papá marcan nuestro desarrollo emocional vital. Las muestras de amor y afecto aumentan la autoestima del niño.


La crianza respetuosa se basa en poner al niño en el centro de la escena y alienta a los mapadres a demostrar a los hijos lo mucho que los queremos, abrazarlos, hacerles caso, consolarlos cuando lloran, pasar mucho tiempo con ellos y comprenderlos. Este nuevo paradigma llamado “Niño Céntrico” pone su atención en el niño y no en el adulto. Es decir, lo padres tienen que estar al servicio del bebe y adaptarse a todo lo que el recién nacido necesita. Los adultos tenemos que aprender a decodificar los mensajes del niño y adaptarnos a lo que reclama con su llanto en lugar de pretender que los niños se amolden a nuestra comodidad.

Tenemos que respetar que algunas cosas le gustan y otras no, que los niños son personas con derechos y tienen su personalidad desde que nacen. No les podemos gritar, humillar o ridiculizar.

Amar a nuestros hijos es la clave para criar hijos sanos y felices. Por suerte, en esta nueva era el paradigma “Alduto Céntrico” es obsoleto, donde las emociones del niño no se validaban. La mapaternidad implica una gran responsabilidad y los pilares de la crianza tienen que ser la empatía, el respeto, el amor y la libertad.


Nos vemos en el próximo encuentro de Psicología y Espiritualidad desde la Universidad de la Conciencia.


GONZALO BOSCH WHITE




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