Decidir.
Qué palabra clave de nuestra historia es esta.
Le tengo mucho respeto a esta palabra.
Te acordás de la famosa película de la máquina del tiempo, que vuelve atrás en la historia al personaje para cambiar una decisión que se tomó, una acción, que vino de un pensamiento o acontecimiento dado. Siempre pienso que cada momento donde se nos presentan la famosa “Y griega”, esa bifurcación del camino puede parecer que no modificará a grandes rasgos nuestra vida, simplemente nos molesta en el presente porque el futuro inmediato necesita una respuesta de nuestra parte. Pero voy más allá, pienso (y se han hechos películas como “Las vidas posibles de Mr. Nobody“ al respecto) que esos mundos que se abren me llevarán a destinos nuevos. Me siento responsable de esa decisión y pienso con cuidado, en algunos casos que amerita detenerse a pensar bastante, no siempre. Siento que tengo el poder de volver atrás en mi historia sin tener que volver atrás en mi historia. Es tomar la mejor decisión, la que creo mejor siempre y esa es la respuesta, en vez de la más fácil o la temporalmente más gratificante.
Y Aislarme... me aislo para pensar y no dejar que factores externos me interrumpan. Así que decidir aislarme suele ser algo natural para mi que pienso bastante. Una vez que la historia que se esconde detrás de una decisión me cierra y todas las partes del directorio consultivo dentro de mi ser están de acuerdo salgo a andar. Hoy: la historia, la vida nos invita a aislarnos. Siempre podemos decidir si evadirnos o realmente aceptar esta propuesta.
¿Qué decidiremos cuando podamos salir?
Eso va a tener mucho que ver con esto que pudimos analizar en este tiempo de alejarnos de esos ruidos.
En definitiva, podemos escribir un mejor final a toda la historia que veníamos teniendo. Veremos dónde nos lleva ese camino.
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